Mi género de preferencia es la fantasía. Siempre he dicho que yo tengo algo de romántica en el sentido de que eludo el mundo real y ubico mis historias en otros lugares. Llevo escribiendo sobre este género desde que empecé a juntar letras, aunque me declino por la baja fantasía y la fantasía urbana. No toda la fantasía tiene que ver con dragones y elfos.
Soy de la opinión de que la historia debe crear al mundo fantástico y no al revés. De otra manera, nos topamos con el error de necesitar expresar todo lo que hemos creado de un modo u otro, entorpeciendo la narración y la trama. Sí, estás orgullosa del mundo que has imaginado y quieres que los lectores lo amen como tú, pero si te paras a explicar cada peculiaridad vas a dormir a los más dispuestos. Si solo quieres hablar de tu mundo, tal vez debas pensar en escribir una enciclopedia o libro de setting para un juego de rol o videojuego. ¡Oye! Eso también es un trabajo, ¿eh?
En esta serie de artículos voy a tratar sobre la creación de un mundo fantástico para novela, pero eres libre de utilizar esto de otra manera.
1. Decide de qué trata la historia
¿Cuál es la trama? Necesitas conocerlo de antemano para saber cómo deben ser los accidentes geográficos y las relaciones internacionales. Si en tu novela hay una guerra, ¿qué países se enfrentan? ¿Dónde lo hacen, qué territorios están comprometidos? Si se trata de una aventura con viaje, ¿a dónde van y de dónde vienen? ¿Qué peligros deberán atravesar? Si es fantasía urbana, ¿cómo es la ciudad? ¿Cuál es su origen? ¿A qué se dedica?
Con la trama en la mano, puedes dar forma al mundo de forma adecuada para que no te estorbe mientras escribes. No hay nada peor que llegar a una batalla naval y descubrir que decidiste colocar el mar a trescientos kilómetros de distancia porque en el mapa quedaba bonito…
Y hablando de mapas…
2. No empieces dibujando un mapa
No hasta que no sepas dónde quieres ubicar la historia y qué necesitas para ello. Los mapas, al fin y al cabo, no son más que líneas irregulares y al azar que sacamos en un brainstorming. Como en el caso anterior, ¿y si los personajes deben tardar 50 días en llegar a su destino para que la trama funcione y te has pasado con la distancia?
A la derecha, el diagrama que usé para escribir. A la izquierda, la interpretación del mapa dibujada por P’REZ. No es el definitivo, pero espero que os sirva para entender que siempre hay tiempo de ponerlo bonito.
Te recomiendo que, en lugar de eso, uses diagramas como el que ves arriba. ¿A cuánto quedaba la ciudad A de la ciudad B? ¿50 días a caballo? Calcula cuántos kilómetros por hora debe galopar para llegar a tiempo. Esa es la distancia a la que deben estar. ¿Es una llanura, un puerto de montaña, un valle? Añade o resta lo que precise la historia.
Cuando lo tengas claro, podrás dibujar. Y entonces…
3. Aprende geografía
Parece básico, ¿no? Si vas a crear un mundo y un mapa, necesitas saber cómo y por qué. Y, sin embargo, uno de los errores más comunes es el de no tener ni puñetera idea de dónde poner qué.
La Tierra tiene esta forma por una razón. Italia parece una bota y es mera casualidad; lo que importan de verdad son las placas tectónicas. Las montañas no son más que elevaciones del terreno provocadas por su movimiento. Los ríos surgen en su mayoría de estas montañas y desembocan en los mares siguiendo el curso más bajo. Por eso es tan normal que un río tenga afluentes: están todos siguiendo el camino rápido.
Los desiertos, las tundras, las junglas, los bosques… Todos aparecen por un buen motivo y no se extienden hasta que tú quieras, sino hasta donde la orografía y el clima lo permiten.
Las ciudades necesitan siempre una fuente de agua y alimento. El clima debe ser agradable, o al menos permitir la vida. Antes de conectarlas por medio de carreteras y caminos reales, pregúntate si la civilización tiene conocimientos para ello y si puede pagarlo.
Y acerca de esto…
4. Aprende historia, economía, política…
¡Nadie dijo que crear mundos fantásticos fuera fácil! Pero, ¿acaso creías que la fantasía y la magia podrían rellenar los huecos que no tuvieras claros?
Nada, nada, ¡a investigar! Pero a investigar de verdad. No te bases en otras novelas fantásticas; caerás en los mismos lugares comunes una y otra vez y ni siquiera estarás segura de hacerlo bien. ¿Por qué todas las novelas transcurren en una pseudo Europa medieval cuando hay tantas cosas nuevas que probar?
Piensa bien en a qué se dedican en, al menos, esa parte del mundo. ¿Cuál es su nivel tecnológico? ¿Cuáles son sus distinciones sociales? ¿Hablamos de feudalismo, democracia, comunismo, barbarismo, sistema de castas…? ¿Cómo afecta eso a la economía y a la disposición de la población? ¿Qué conflictos genera?
Hay muchísimas civilizaciones en las que puedes inspirarte más allá de las monarquías europeas del siglo XIII (que eran mucho menos estables de lo que pensamos). La saga en la que estoy trabajando está fuertemente influida por la Antigua Roma en varias de sus etapas. ¿Qué tal buscar información acerca de las civilizaciones centroamericanas? Su pasión por la astronomía podría dar lugar a tramas interesantísimas, con esas deslumbrantes ciudades llenas de zigurats… ¡y ni siquiera conocían la rueda! ¿Y si investigas acerca de la Italia Renacentista? ¿La Inglaterra Victoriana? ¿La Antigua Babilonia? ¿El Imperio Árabe? ¿Y si pruebas a juntar aspectos de varias hasta dar una forma única a tus civilizaciones propias?
¿A que las justas y los caballeros parecen muy limitados ahora?
Impresionante.