No voy a negar que el recibimiento de mi post de este martes me ha sorprendido. En él, me he dedicado a enumerar los puntos que se supone que tienen los personajes femeninos fuertes (mal entendidos) de manera sarcástica y satírica en un intento de dejar claro que NO era lo que había que hacer. Hasta me metí con Sansa. ¡Con Sansa! Yo, que soy sansista total y que creo que su personaje es tan interesante como el de Arya, o quizá más. Sin embargo, no han sido pocos los que se han cabreado por el post y me han hecho llegar su ira (difuminada en cuanto veían que el post no iba en serio). De esto saco dos cosas: una, que la confianza en mi propia capacidad para hacer entender mi sarcasmo me puede jugar malas pasadas y que dos, la Ley de Poe es demasiado cierta. (Y tres, que la gente en Internet tiende a leer en diagonal, pero eso ya lo sospechaba.)
Este artículo es mi argumentación real sobre un punto que me parece importante hacer destacar: Los personajes femeninos fuertes no son mejores ni peores que los débiles. Deberíamos dejar de hablar de personajes fuertes y pasar a personajes interesantes, porque hasta la princesa más cobarde puede protagonizar una historia cautivadora si tiene chicha.
Así pues, empiezo:
Mi primer párrafo tenía un tono agresivo y pasota y afirmaba que tenía las respuestas definitivas para escribir mujeres. Pero, ¿sabéis qué? No hay una lista cuyos puntos puedan acotar la dimensión de un personaje femenino. No hay unas cuotas de fortaleza que haya que cubrir para separar el trigo de la paja. No hay una lista de «esto sí, esto no», porque los personajes femeninos, y por ende las mujeres, somos son seres complicados y diversos, como los masculinos.
1 – No tienen por qué pelear
Si saben pelear, bien por ellas. Si no saben, bien por ellas. La violencia no es la única manera de obtener valor. Ejercerla contra otros cuando hay otras opciones es de persona cuadriculada y probablemente cruel. Demostrar el valor del personaje o su empoderamiento a través de la violencia es quedarse muy cortos. Comparaba a Sansa con Arya por el hecho de que la primera es siempre el Patito feo en el fandom. La llaman niñata por ser una cría a la que le gustan los vestidos, los bailes, los pastelillos de limón y «las cosas de chicas». Por tener 11 años y creer que el mundo es de color de rosa, algo que por supuesto nadie de nosotros ha vivido. Y esto era un sarcasmo.
Arya, por otro lado, es un chicazo a la que le gusta correr, saltar y pelear, y llegado a un momento toma una espada y mata gente porque no le queda otra opción (y luego le coge el gustillo, cierto es). Como Arya no es típicamente femenina, mola. Lo que no tienen en cuenta es que a Arya le gustaría poder hacer punto tan bien como su hermana y ser igual de guapa, pero sus habilidades manuales son más apropiadas para una espadachina que una dama de corte.
A su modo, ambas pelean y sobreviven en entornos que quieren matarlas. Sansa se encuentra como rehén en un lugar donde, si no se anda con cuidado, cualquiera podría decapitarla y ya está. Puede que coma en un banquete mientras que su hermana sobrevive a base de gusanos, pero es tan valiente como ella.
2 – No tiene que rebelarse contra el patriarcado
Para empezar, ni siquiera tiene por qué haber un patriarcado en tu historia. Es fantasía y ci-fi, ¿recuerdas? Pero si quieres copiar en eso a nuestro mundo, primero debes preguntarte si es lógico que tu personaje se rebele contra él. ¿Por qué debería? ¿Qué influencia ha tenido para preguntarse por qué el mundo funciona así, cuando le han enseñado que todo está bien y tiene que hacer lo que tiene que hacer? Poner un discurso feminista en labios de tu personaje femenino queda muy extraño cuando ni siquiera se ha elaborado ese discurso. Es cierto que siempre ha habido mujeres que han desafiado a la sociedad de su época, pero por lo general intentaban quedar en el escaso espectro de libertad que les permitieran las convenciones de género. Y cuando no era posible, se disfrazaban y vivían como hombres. Esto último no está muy claro si siempre se debía a convicciones políticas o es que eran cuestiones de identidad de género.
Aprecio especialmente cuando se reflejan los defectos de una sociedad así en los personajes femeninos, como en el caso de la misoginia interiorizada. Lo aprecio cuando está hecho a propósito, claro; el típico caso de las mujeres siendo malas unas con otras porque sí me hace fruncir el ceño.
3 – Debe llorar si le da la gana
¿Qué tiene de malo llorar? No, en serio. Llorar no implica debilidad alguna, sólo que experimentamos una emoción tan fuerte que se nos saltan las lágrimas. Alguna gente llora mucho, y alguna gente no llora nunca. Si no lo hace por este motivo, perfecto, pero justifícalo. Hay pocas cosas más humanizadoras que ver a un personaje derrumbarse entre lágrimas después de un momento tenso.
4 – Tiene que ser tan guapa como tenga que ser
Ya he hablado antes de que no me gusta que las mujeres tengan que estar siempre estupendas independientemente de lo que hagan o en qué situación se encuentren. Resulta liberador desconectar la apariencia física de un personaje de su personalidad y valor. Es cierto que la apariencia puede llevar a alguien a la vanidad si le han dicho toda su vida lo hermoso que es, o a la inseguridad y baja autoestima si ha sufrido insultos por su físico. Sin embargo, el personaje debería ser algo más.
En un interesante artículo leí que la mirada masculina se suele aplicar en las descripciones de los personajes femeninos incluso desde la perspectiva de otra mujer (heterosexual), como si necesitasen la validación de «SEXY O NO» antes de meternos en vereda. Si el personaje se come a todo el mundo con los ojos, está justificado. Si el momento no acompaña o al personaje no podría importarle menos, ¿por qué regodearse en los pechazos que tiene la suma sacerdotisa?
Yo misma utilizo ambas posturas con dos personajes bisexuales distintos. Kerr, de Horizonte Rojo, tiende a catalogar a la gente como atractiva o no en cuanto los conoce (incluso a su figura paterna, que según sus palabras es atractivo pero no se lo tiraría nunca por *incesto*). Niala, de Guerreros del sol, tiene una de sus primeras conversaciones con su compañera de aventuras, Beren, mientras ésta se está cortando las uñas de los pies en un baño, desnuda. Su descripción de Beren se centra en su complexión de soldado y en las heridas que lleva encima, no en si es fácil de mirar.
5 – Que haga lo que le dé la gana con su vida sexual
Hay chicas que se meten en la cama con gente y al día siguiente si te he visto no me acuerdo. Hay chicas que mantienen relaciones con la gente que se meten en la cama. Hay chicas que no se meten a nadie en la cama. Y está bien. Todas las opciones son correctas y no hay ninguna más empoderante que otra.
Utilizar la sexualidad de un personaje como reclamo (sobre todo si es LGBT) está maaal. Y lo del único amor verdadero que te cura de todos los males (como si la promiscuidad en sí fuese mala) es un pensamiento tóxico. Y, por favor, si tu personaje femenino es independiente, que no pierda la cabeza por el primer tipo que pase y olvide su propia agencia, ¿vale?
6 – Debe tener defectos, como todo el mundo
Y si uno de esos defectos es que es débil, perfecto. Porque hay mujeres débiles y no por ello son peores o mejores que otras. Algunas se van volviendo más fuertes y otras no, pero eso no define al personaje. Es una de sus características, nada más. Por otro lado, ¿qué es ser débil? Me atrevo a decir que es un adjetivo tan variable como fuerte. Si débil es ser femenina y fuerte masculina, me bajo el carro.
7 – No uses los abusos como drama, por favor
Hay una cosa que, si no se hace bien, queda espantosa. El uso de los abusos físicos y sexuales (aunque siempre suelen ser los últimos) requiere de una sensibilidad especial. Si vas a tratar de esos temas en tu narración, te suplico que te informes y hables con supervivientes en lugar de caer en las convenciones mil veces oídas. Si vas a hablar de abuso, habla de abuso. No lo utilices como drama para que el personaje lo pase mal o tenga una excusa para aprender a defenderse. Usa el tema si de verdad quieres usar el tema y hay algo que quieras contar sobre él.
Y joder, no, las víctimas de abusos no son débiles ni lo sufren porque sean débiles. Nos puede pasar a cualquiera. Y esto es algo que no todo el mundo entiende…
8 – Todo el mundo puede escribir un personaje femenino
He oído gente que comenta, sobre todo en entornos roleros, que no son capaces de jugar con personajes del otro sexo. Por lo general lo dicen hombres, y no me extraña. No es que los hombres carezcan de la empatía necesaria para ello, pero las mujeres lo tenemos más fácil por una razón: el personaje por defecto es masculino. Llevamos toda nuestra vida siguiendo las peripecias de aventureros masculinos y leyendo sobre las crisis de mediana edad de los hombres. También hemos visto cómo los jóvenes se hacían hombres y… Bueno, todo ese rollo. Es el motivo por el que los zurdos se manejan tan bien con la mano derecha, pero los diestros no atinamos a hacer nada con la izquierda.
Escribir un personaje femenino no es tan difícil. Seguro que tienes alguna mujer a mano a la que preguntarle tus dudas y a la que puedes dejarle leer tu historia para ver si encaja con su perspectiva. Es más, no preguntes solo a una. ¡Pregunta a varias! No es tan complicado.
9 – Las mujeres fuertes no son hombres con tetas
Contra lo que pudiera pensar Miguel Ángel, no lo son. Partamos de la idea de que no hay una sola mujer, sino muchísimas mujeres. Una vez aquí, intentemos eliminar la idea de que una mujer fuerte tiene que poseer las «virtudes masculinas» y comportarse como un hombre. Y no, la proactividad y la agencia no son cualiades masculinas. Son cualidades que no tienen género y que cualquier personaje bien escrito puede poseer.
Yo lo que no entiendo es cómo hubo gente que cayó. O sea, ¿cómo es que algunos no leyeron una entrada que rezumaba sarcasmo a tal punto de que te podrías ahogar en él y no entendieron que era una joda? Un misterio.
PS. Saga is love. Saga is life.
Es Internet ¯\_(ツ)_/¯
*Se levanta y aplaude.*
Odio que se asocie siempre lo fuerte con lo típicamente entendido como masculino (especialmente la violencia) y se desprecie lo típicamente entendido como femenino. En realidad eso es machismo rancio. Se está diciendo que la única manera de ser fuerte es ser “como se supone que debe ser un hombre” que las mujeres se adapten a eso o no merecen respeto, o sea, o eres como un hombre o no mereces respeto porque estos son la medida del mundo. Asco.
Yo personalmente disfruté tanto del otro post como de éste. Reconozco que siempre he creado más personajes masculinos, y que desde un tiempo hasta ahora he empezado a fijarme en los femeninos y en cambiar muchos esquemas mentales que tenía interiorizados.
De hecho, mi personaje femenino favorito es Mulán, pero la Mulán de la película china, aunque la de animación también tiene su tal (menos por lo de la torpeza xD).
Gracias a tu post, a los dos en realidad, he aprendido algunos detalles sobre cómo NO debe ser un personaje femenino. Es más, mientras leía me han venido a la cabeza algunas ideas muy interesantes que espero poder encajar en alguna historia.
¡Un saludo!
¡Me alegra mucho oír eso!
Otro sansista por aquí. Deberíamos aliarnos con los carlistas para echar a los Borbones.
Me encantó el super satírico post del otro día, y me encanta este. De hecho, actualizaré la recopilación de artículos para construir personajes de 10 con este, porque es súper completo 😀
Gracias, Logan 🙂
Leyendo este artículo se me vino a la mente un ejemplo de personaje como a los que se apela aquí: La mamá en la película de animación «WOLF CHILDREN»
Csm, para pasar por todo lo que tuvo que pasar esta mujer (casi dí spoilers pero me contuve), todo los esfuerzos que tuvo que hacer, TODO, y aún así mantener una actitud cariñosa y positiva y SONREIR…HAY QUE TENER PUTO TEMPLE, CORAZÓN Y FUERZA (sobre todo en cierta escena que no nombraré, en donde yo honestamente hubiera mandado todo a la mierda). A veces la fortaleza a través de la gentileza se hace mucho más potente. (Bueno, no quiero ser categórica con esta frase. El personaje en sí, a pesar del tono fantástico de la historia, está ubicado en un universo bastante «slice of life», por lo que la interacción de los personajes es bastante más cercano al día a día).
Con Sansa creo que ocurre algo similar. Su evolución es bastante realista. Pasa de una adolescente con un punto de vista del mundo típico para una adolescente (con ilusiones de adolescente y mimos de adolescente) criada en una casa de origen noble y segura, a una persona expuesta a un ambiente hostil en donde la realidad le pega en la cara y debe aguantar con el mejor protocolo posible el constante abuso psicológico y físico de muchos, y eso genera un cambio evidente en ella (incluso lo menciona ella misma en uno de los últimos caps de GoT durante una conversa con cierto personaje).
Creo entender en todo caso por qué la gente reacciona con tanta aversión a las manifestaciones más «evidentes» de la femineidad y les causa rechazo. Es lo mismo que ocurre con las personas que «odian el rosado». El rosado es solo un color. Lo que odia la gente es lo que supuestamente representa, y lamentablemente este color para algunos adquiere de inmediato una connotación negativa. Conozco muchas amigas que se creen «más rudas y anti sistema» por odiar el rosado, y además te pueden llegar a mirar en menos o poner en dudas tu madurez si te gusta. Lo cual a la larga es no tener más altura de miras y quedarse pegado en un estereotipo en vez de intentar entender su origen y des-asociarlo del concepto. Con los personajes con actitudes delicadas y más pasivas ocurre lo mismo. Y bue, se me alargó el post.
Gran artículo.
Y LARGA VIDA A IMPERATOR FURIOOOSAAAAAA!!!!!!
¡Hola!
Primero de todo, gracias por mencionar dos artículos nuestros, ha sido genial saber que te han resultado lo suficiente interesantes para ponerlos en tu propio artículo =3
Me encantan todos los puntos, en particular el de que se puede llorar (ay Furiosa, siempre me ha encantado esa escena) y no por eso ser débil y el de la vida sexual. Es agotador entrar a leer una novela y que toda aquella mujer que no sea monógama tenga connotaciones negativas.
Sobre el rol, lo he visto mucho. Eso o que se piden mujeres superficiales para… Bueno. Para fanservice. Pero es cierto que el personaje por excelencia es masculino y siempre que he preguntado a algún amigo si no le gustaría llevar a una mujer se niegan en redondo por miedo y vergüenza. A veces da la impresión de que no sean personas, vaya.
Un artículo muy bueno, una lástima que hayas tenido que sacarlo como respuesta a comentarios negativos.
¡Un saludo!
Atte. Rika~
P.D.: esas tetas Miguel Ángel, que ya sabemos que no te interesaban PERO UN POCO DE PROFESIONALIDAD.
Un artículo muy interesante y la verdad es que me ha sorprendido que haya confirmado muchas de las cosas que yo creía y siempre me suelen decir que están mal.
Personalmente no tengo problema ni en llevar (interpretar) ni en crear personajes femeninos, porque entiendo que parte de la gracia del rol y de la escritura es el reto que supone ponerte en la piel de alguien que no eres tú. Por gusto personal prefiero personajes pacifistas porque considero que es un reto no recurrir a la salida fácil de la violencia, pero entiendo que un personaje femenino también puede ser violento sin tener que ser masculino, que es algo que la gente no es capaz de desvincular.
Por ahora estoy disfrutando con el reto de interpretar a la esposa de otro personaje de acción (un magistrado) en la Leyenda y tener que aprovechar sus dotes para la política y el arte incluso en situaciones de combate (como intentar convencer a 60 matones que no es buena idea enfrentarse a un grupo de 4 samurais mientras demuestra su habilidad bailando y haciendo malabares imposibles con una kusarigama). Además la ventaja de que en la ambientación se considere a las mujeres poco más que decoración en muchos ámbitos da ventajas para el espionaje.
Lo que muchas veces no se tiene en cuenta es que no todos los personajes son arquetipos y no todos usan las mismas armas para enfrentarse a un conflicto. Seguramente se requiere más valor y voluntad para hacer como Sansa y no responder a las amenazas y castigos para sobrevivir que para desenvainar un arma por puro instinto.
Estoy escribiendo un experimento, en el que todos los personajes son Personas, no les asigno sexo, sus nombres son irrelevantes en relación a su género y la identidad sexual no es tema.
Es demasiado difícil, incluso en un contexto de ciencia ficción. Pero no me daré por vencido.
Hace nada he leído «Magia robada» de Trudi Canavan. La historia se divide en dos, con dos protagonistas separados que eventualmente confluirán, es de suponer. De los dos, la protagonista femenina me parece fantástica. Es una chica de la baja burguesía, rodeada de presiones sociales que han moldeado mucho su identidad y sus expectativas vitales.
No es «fuerte» en el sentido convencional, le cuesta avanzar en sus decisiones y hacerse cargo de buenas a primeras de todas las consecuencias que éstas tienen, y su progreso es muy lento. Se insinúa que tiene potencial mágico, pero el foco de la historia es su desarrollo personal, no el profesional. No va de cómo se vuelve digna y capaz porque se haga poderosa, sino de cómo va madurando y ganando asertividad y apechugando con sus errores y aprendiendo de ellos.
El ritmo de la novela sufrió a cambio de centrarse en estos puntos, pero valió tantísimo la pena…
Me has dejado picando la curiosidad sobre si he construido bien a un personaje mío. No es un personaje cualquiera, es la protagonista de una novela que llevo medio trabajando hace siete años (Desde que tengo 14) y desde enero me he puesto las pilas de verdad y he profundizado bastante en la historia, al punto que solo me faltan unas pocas caracterizaciones de personajes para continuar escribiendo.
Escribía un resumen de la historia, cuando me fijé en cómo mi personaje vive un debate sobre quién es y cómo huye a tomar una decisión, llegando a empezar una relación con otro personaje y hasta el momento en que se convierte en madre es que entiende que no es una u otra, sino ambas. Eso me gustó y me hizo pensar en que no está tan mal al final.