Hace unos meses vi un gameplay del juego de Playstation 2 Silent Hill 4: The Room. No es el mejor recordado, pero en mi opinión tiene unos cuantos puntos muy interesantes que lo mantienen por encima de títulos posteriores que se limitaban a ser un refrito del favorito de los fans, Silent Hill 2. Aparte de mucha sangre, cuerpos emparedados, backtracking a tutiplén y un sistema de juego mejorable, Silent Hill 4 tiene uno de los mejores ejemplos del complejo madonna-whore que haya visto en mucho tiempo.
¿Qué es el complejo madonna-whore? Pues fue identificado en primer lugar por Freud y define el complejo psicológico por el cual un hombre coloca a las mujeres en dos arquetipos posibles: o puta, o santa. O divertimento para un rato o material para esposa. O pozo de pecado y perversión o pobre damisela a la que proteger de la crueldad del mundo. Seguro que no os suena para nada disparatado: seguro que habéis oído alguna vez cómo en la vida real alguien afirmaba que una chica solo valía para un revolcón, pero no para salir en serio. Que este complejo se haya trasladado a la ficción no es nada sorprendente. Y, como cualquier obra de ficción, destila una idea que pasamos a aceptar e imitar para a su vez dar a luz a nuevas obras que siguen los mismos arquetipos.
¿Todavía no lo veis claro? Os voy a explicar la manera clarísima en la que se revela este complejo en el diseño y narrativa de Silent Hill 4. Ojo con los spoilers:
La Tentación o la Madre
El protagonista de SH4, Henry Townsend, despierta en su apartamento y descubre que está cerrado a cal y canto. Después de una semana sin poder contactar de ninguna manera con el exterior, se abre un agujero de gusano en su baño. Henry lo atraviesa y aparece en otras realidades (sueños, más bien), donde se encuentra a vecinos de la ciudad en la que vive. Estas personas están aquí porque Walter Sullivan, un asesino en serie muy guapo, pretende llevar a cabo una serie de asesinatos rituales para resucitar a su madre. Mira, sí, es una movida tocha.
Lo que nos interesa de aquí son las dos víctimas femeninas a las que conocemos en persona. La primera es Cynthia Velasquez, a la que encontramos en el mundo del metro. Cynthia lleva ropa provocativa y tiene una actitud desenfadada. Todo en ella sugiere la idea de «latina sexy» que tanto hemos visto en los medios: no duda en coquetear con Henry y ofrecerle un «favor especial» si la ayuda a salir del metro. «Si esto es un sueño, mejor intentar divertirse», dice.
Después de completar el nivel y volver, descubrimos que han cosido a Cynthia a puñaladas. Apenas podemos atenderla en sus últimos momentos: todo está lleno de sangre y no hay nada que hacer. El asesino, además de apuñalarla, ha grabado en su pecho un número que en ese momento no entendemos. El tema de su asesinato (todos tienen uno), como sabremos más tarde, es Tentación.
Walter Sullivan ha escogido a Cynthia porque la conoce de encontrársela en el metro. Escuchaba sus conversaciones con sus amigas a escondidas y desarrolló cierta atracción por ella, de modo que al cabo de un tiempo se decidió a pedirle tema. Ella se rio de él (por entonces, Walter se había convertido en un mendigo que malvivía pidiendo limosna en el metro y estaba sucio y desaliñado), pero también se asqueó al saber que la había espiado durante años.
¿Qué tiene de particular su comportamiento? No es más que una chica corriente, si bien superficial, a la que le inquietaba que un desconocido supiera su nombre por haber escuchado conversaciones que no le incumbían. Ni siquiera sabemos si es especialmente promiscua: después de todo, su oferta de sexo a Henry tiene lugar mientras ella está convencida de que se encuentra en un sueño. ¡Podría haber sido yo misma!
La otra mujer a la que Walter Sullivan intenta matar es Eileen Galvin, la vecina de Henry. Durante todo el juego podemos espiarla en su cuarto a través de un agujero en la pared (que el protagonista se encuentra ya horadado, todo sea dicho) y se muestra como una chica normal, bondadosa y compasiva, y la única persona que se preocupa por el bienestar de su callado vecino. En su cama vemos un animalito de peluche, es patosa y puede que hasta un poco infantil. No tiene pareja y no flirtea con nadie, y aunque durante la segunda mitad del juego lleva un vestido de noche escotado, esto se debe más a que iba a una fiesta que a que sea su atuendo habitual.
Eileen, siendo niña, fue la única que ofreció consuelo a Walter en un viaje de metro. Ella le entregó su querida muñeca para que se sintiera un poco mejor aunque fuese un mendigo desconocido. El encuentro fue tan importante para el asesino que años después la elige a ella para protagonizar el asesinato con la temática Madre. Su yo niño, una proyección que encuentras en los mundos-sueño, evita que consume el asesinato y trata de protegerla de su yo adulto. La segunda mitad del juego es una misión de escolta (noooo) en la que tienes que hacer de niñera de una Eileen bastante inútil que se queda atrapada en las esquinas y que cuando sufre mucho daño se pone a jurar en arameo.
Es en esta parte en la que te centras en detener el ritual de Walter y descubrir sus motivaciones y sus traumas pasados. Eileen acompaña durante toda la aventura y habla con Henry acerca de esto. Es decir: es perfectamente consciente de que el yo niño de Walter que ronda por el mundo-sueño no es real y que su supervivencia es vital para evitar el ritual. Y, sin embargo, no duda en ponerse en peligro tan pronto te haces con el arma que puede acabar con el asesino porque quiere proteger al Walter niño. Ese Walter que desaparecerá tan pronto acabes con el Walter adulto y que, si bien es inocente, no deja de ser una consecuencia del ritual que ya se ha llevado por delante a veinte personas. En fin: damiselas gonna damiselear.
Y estas son las dos mujeres con las que interactúas en el juego: la fresca que acaba muerta porque en el fondo se lo merecía un poco y la santa que está dispuesta a ponerse en peligro para salvar a un niño que no existe. Chimpún.
La vida es más compleja que esto… aunque algunos no se den cuenta
Esto es un poco… maniqueo, ¿no?
Podríamos decir que, dado que es la visión de Walter, tiene sentido que estas dos mujeres sean escogidas para el sacrificio bajo la temática Tentación/Madre. Después de todo, quizá sea él, el personaje, quien tiene el complejo madonna-whore. No sería extraño: en Silent Hill 2 se ve algo por el estilo. Sin embargo, en SH4 no hay ningún giro oculto: ni descubrimos que Cynthia era el colmo de la monogamia ni Eileen resulta tener una sana vida sexual con a quien a ella le da la gana. Los personajes son tal cual los vemos, sin dobleces, y ni Henry ni nosotros tenemos la oportunidad de poner en duda el complejo.
Pero en otro juego de la saga, Silent Hill 2, el complejo se identifica, se desarrolla y se prueba incorrecto. Lo que vemos es una proyección del subconsciente del protagonista, de modo que el subtexto sexual está ahí por una razón muy clara. Su mujer fallecida, Mary, es en principio la viva encarnación de la madonna. Maria, la stripper con la que nos topamos en el juego y que es exactamente igual que Mary, no deja de coquetear continuamente con un James que es incapaz de protegerla.
Y, sin embargo, esta es una verdad a medias. La Mary consumida que se nos revela a medida que avanzamos en el juego tiene una vena maliciosa y cruel. Maria, por otro lado, pone su vida en peligro para salvar a una niña. Ella misma parece perdida y necesitada de cuidados, algo que choca con la imagen que proyecta en un principio. El juego nos obliga a discernir entre la proyección de James y la realidad. Y, además, ¡ni siquiera son las únicas mujeres! Laura es inocente, pero es una niña, y Angela no encaja en ninguno de los dos arquetipos. SH2 no solo juega con el complejo, sino que lo niega al introducir dos personajes femeninos ajenos a los arquetipos.
Juguemos con los arquetipos y las ideas preconcebidas
Es demasiado fácil replicar estos arquetipos cuando se nos bombardea con ideas de este estilo. Lo he visto en todo tipo de obras de ficción (y, más peligrosamente, en libros juveniles como Memorias de Idhún. Ay, Grede…) y seguro que vosotros también. Me gusta cuando se pone en duda y se subvierte (algo que podemos observar en el ejemplo de Silent Hill 2), porque como concepto cultural no deja de ser algo interesante que explorar.
A bote pronto se me ocurre La cabaña en el bosque, en la que se comenta la manera en la que se empuja a las mujeres al interior de una caja. Y mientras que existen varios arquetipos masculinos (tres) y están definidos por sus cualidades físicas o intelectuales, los femeninos se dividen según su actividad sexual. Tanto El lago de los cisnes como Cisne negro se hacen preguntas al respecto… y que sea la misma bailarina quien encarne al cisne blanco y al cisne negro no deja de ser un juego interesante con el tropo, pues rompe con la idea de la caja. En Utena también hay una exploración de los roles de género y de la feminidad. Akio, que encarna al patriarcado, es el que indica que toda mujer que no se conforma con la idea de una princesa se convierte en una bruja. Y ya sabemos lo que pasa con las brujas, ¿no? Bueno, no me hagáis hablar de Utena porque podría estar mil millones de años. Mejor echadle un ojo a estos artículos.
Seguro que se os ocurren ideas sobre el uso directo de este tropo y de otros subvertidos. ¡No dudéis en comentar!
Muy interesante el artículo, me ha recordado a un pasaje de «El temor de un hombre sabio» de Patrick Rothfuss, cuando Kvothe de joven se encuentra enredado entre Denna, la tentación salvaje y misteriosa (como decía Kitsune en Usagi Yojimbo «una chica tiene que hacer lo que tiene que hacer para sobrevivir») y Fela, la estudosa de la Factoría, una chica con un futuro billante aunque más cotidiano, menos aventurero. En mi grupo de amigos estabamos leyendo la novela más o menos a la vez, y una amiga me preguntó que a cuál de las dos mujeres prefería yo. Y le dije que Fela, porque parecía de confianza y que daba seguridad a largo plazo. Y ella se sorprendió, porque su novio también había elegido a Fela, cuando ella misma prefería a Denna, porque la primera le parecía aburrida en comparación con el misterio y la emoción que pudiera ofrecer la segunda.
No recuerdo muy bien porque hace tiempo que lo leí, pero me parece que ambos personajes no encajaban exactamente en la troupe, eran más complejas que eso, pero la base estaba ahí.
PD: hay una parte en la que Kvothe convive con una sociedad matriarcal, y hay un pasaje hablando de como ellas perciben la reproducción y su creencia de que los hombres no participan de ella, que todavía me estremece como hombre. Tenía cosas muy bien escritas el jodio xD
No he leído los libros de Rothfuss, pero tengo entendido que su representación femenina es su talón de Aquiles…
No te los voy a vender, porque sin cerrar la trilogía sería hacer trampas. Y aunque me gustaron mucho los dos, es cierto que visto en retrospectiva y siendo ahora más crítico y menos inculto, creo que si que peca de «señor».
Pero eh, para eso te sigo, para culturizarme 😀
No tengo ningún problema con que te guste, pero no me corre prisa por leer esos libros. Antes tengo una pila interminable de autoras que me llaman mucho más la atención.
Buen artículo, aunque no conozco (no me llaman la atención) los juegos de Silent Hill (ni el 2 ni el 4… ni el resto).
Terry Pratchett juega con ese concepto en la saga de las Brujas de Mundodisco. Las brujas son tres: la Doncella, la Madre y la Arpía. Y durante las novelas, cada una va cambiando de lugar, ocupando varios papeles (la Doncella es Madre, la Arpía es Doncella, la Madre es Arpía y Doncella…)
Sabes que doy la chapa con tus articulos para cualquier debate sobre dirección en rol ¿no?
Con este tengo para dos meses o más torturando a conóxidos* y extraños. Leí tu idea original en twitter pero aquí la has desarrollado genial. Muchas gracias, me servirá MUCHO.
*= por alguna razón el corrector no me deja poner «c o n o c i d os», pero la idea de dar la chapa a aliens mola. ¿te imaginas que llegan a la casa blanca y preguntan por tí? ¡movidón!
Jajajajaja. Mira, esto es algo suele pasar muy, muy a menudo en los juegos de rol en vivo. No me he encontrado pocas partidas en las que haya una esposa prudente y una amante malvada que pretenda corromper a un personaje masculino. Creo que hasta yo misma he caído en ello alguna vez.
Me ha gustado mucho la entrada, aquí tienes un nuevo suscriptor.
Tengo que admitir que soy un poco fanático de que los canales educativos y de entretenimiento traten de eliminar ciertos arquetipos, y más ahora que mi hija empieza a crecer y enterarse de esas cosas.
De momento he conseguido que sea una Princisa PowerRanger Ninja Samurai Superhéroe Rosa que se disfraza del malo de la película porque la gusta luchar con la espada.
Poco a poco, deberíamos desprendernos de arquetipos pasados y perniciosos como de cualquier otra cosa que no nos permite progresar hacia un mundo más justo para todos.
Muy buena reflexión. No he podido evitar acordarme de «Dracula» y de Mina y Lucy, la santa y la lasciva. O la obra del Marqués de Sade, con su protagonista inocente, boba y puritana. «Justine» tiene su antítesis en su hermana, que ha llevado una vida llena de pecado.
La verdad es que los tópicos cansan, hay miles de colores entre la puta y la virgen.